Que a la industria discográfica poco le importa el arte no es novedad, pero son cosas como esta las que hacen que no sienta ninguna culpa si no pago por obtener música. En la imagen se ven lado a lado (click para agrandar) las contratapas de un mismo disco: Mercedes Sosa en Argentina, un disco que he escuchado cientos de veces en mi infancia, gracias a un TDK que tenían mis viejos, en su versión original en LP (izq) y la reedición en CD (der).
Si miran detenidamente van a notar que faltan dos temas, evidentemente alguien en Polygram decidió que eran prescindibles, quizás para evitar tener que hacer un disco doble (que por supuesto se vende menos porque lo cobran doble, como si el costo del material fuese significativo). Este hecho ni siquiera se menciona, total el consumidor es idiota.
Esto no es algo aislado, salvo por honrosas excepciones, la mayoría de las reediciones de discos editados antes de la irrupción del CD tienen cosas así: temas desaparecidos, alteración del orden original, destrucción del arte de tapa, poca o nula información, etc. Después se asombran de que la gente no compre discos originales, ¿pero por qué alguien lo haría, si no hay valor en estos «originales» maltratados?