El martes 4 a la tarde me tomé el tren a Barcelona, un tren nocturno con literas, cosa que sólo había visto en películas, así que me pasé un buen rato sacando fotos del camarote. No dormí demasiado, la litera no es muy cómoda, pero finalmente arribé a Barcelona en hora. En la estación me encontré con un flaco que había conocido en Porto, con quien volví a cruzarme en la calle luego, y quedamos en cenar, pero finalmente nos desencontramos.
El hostel, otra vez burocracia tonta, no me dejaron hacer el check-in hasta mediodía, aunque seguramente había lugar de sobra. La gente en el hostel, muchos buscando lugar para vivir permanentemente, por Erasmus, y en general el resto estaba en plan de disco todas las noches; no había demasiada onda.
Esa tarde salí a caminar por la ciudad, por el Barrio Gótico, La Rambla, luego fui a la Sagrada Familia a completar la visita que había empezado en el 2005. Esta vez pude entrar y subir a las torres. A la noche me fui a dormir temprano luego de comer en el hostel, porque estaba cansadísimo del viaje.
Al día siguiente salí luego de desayunar a caminar por el puerto y las playas. Me fui hasta Mar Bella, una playa nudista que está un poco alejada y me quedé un par de horas tomando sol y bañándome. A la vuelta fui al Parque Güell, otra obra muy linda de Gaudí, aproveché para comprar un regalo y seguí caminando por ahí. A la noche se me hizo tarde para salir, pero igual lo intenté. Mientras buscaba un lugar me crucé con dos rusas que había visto en el Parque Güell y nos pusimos a charlar, finalmente terminamos yendo los tres a una disco que pasaban rock (esto es un placer, se encuentran lugares para todos los gustos, y no sólo punchi punchi). Con el embale de mover el cuerpo, se me hizo un poco tarde y tuve que irme corriendo al hostel para armar la mochila y salir disparado al aeropuerto, llegué con lo justo pero no perdí mi vuelo.