La publicidad siempre funciona, de algún modo. Ya tengo las orejas quemadas de tanto oir la promoción de The Who en la radio (Grinbank, me tenés las pelotas llenas, cada vez escucho menos radio).
De modo que me agencié la discografía completa de los ingleses estos; no puede ser que hoy día siga sin haber escuchado a una de las bandas fundamentales del rock. Es raro, nunca pasé de My generation: ni la radio, ni algún amigo que me pase los discos... Resulta que esta semana empecé a conocer a The Who, no vaya a ser cosa que me arrepienta de no haber ido al recital (todavía me lamento por no ir a ver a esos raros de Dead can dance). Y, por supuesto, si voy a meterme en el mundo Who, es necesario ver Tommy, así que anoche me dediqué a verla.
Para muchos será una obra maestra, para mí a Towshend le hacían mal las drogas. El argumento es cualquiera, está filmada de una manera bastante desagradable por momentos (la secuencia de I'm free es triste, con Daltrey haciendo como que corre sobre unos fondos sacados de algún documental) y está lleno de chivos muy evidentes. La sueca Ann-Margret lo hace más llevadero, de tan buena que está.