Prendí el equipo, luego de 10 minutos ajustando controles para que suene bien y parejo por ambos canales (pobre mi equipo, tiene sus días), puse el vinilo de Rubber Soul, apoyé la púa y -con el volumen al máximo que se soporta dentro de mi casa- me dispuse a escuchar el disco al tiempo que cantaba las canciones a los gritos.

Ahh, qué lindo que es escuchar a los Beatles. Quizás algún día pueda tocar tres acordes seguidos y, entonces, cantar esas canciones será un poco más placentero.

PD: Acabo de notar que el jueves pasado se cumplieron 40 años de la edición original del disco.