Ayer leía la Wikipedia, como tantas veces, divagando luego de buscar algo en particular. Había estado leyendo sobre el problema de la parada, que resulta ser un problema muy elemental y muy interesante del estudio de los algoritmos y las máquinas de Turing.
Y me puse a leer un poco sobre el viejo Alan, sobre quién ya había leído muchas veces. Resulta que apenas salido de la universidad, este muchacho publicó una investigación en la que presenta este problema y define lo que luego se conocería como máquinas de Turing; además de haber contribuído para que los aliados ganen la guerra rompiéndo la encripción que usaban los alemanes, haber creado un programa de ajedrez antes de que existieran máquinas que pudiesen ejecutarlo, y otras yerbas.
Y me quedé pensando en su muerte: condenado por ser gay, puesto en probation y obligado a seguir un tratamiento hormonal de supresión de la líbido (buen ejemplo de respeto de los derechos humanos de parte de los ingleses), fue excluído de los proyectos importantes y terminó suicidándose comiendo una manzana envenenada.
Eso, un final triste para un tipo brillante, al que creo se lo recuerda menos de lo que se debería.